Plaça dels Marins i Almadravers de Benidorm / Muralla medieval del castillo y puerto
Plaza de los Marinos y Almadraberos de Benidorm
El pueblo de Benidorm, pueblo de gente abierta, emprendedora, y valiente, que desde tiempos inmemoriales ha vinculado sus propias vidas y las de sus familias al mar en distintas actividades, tiene como orgullo el haber construido una fama que traspasa fronteras y que habla de la pericia y buen hacer en cada uno de los oficios relacionados con el mar. Contamos con documentos históricos que relacionan dichas actividades como es el caso de nuestra Carta Puebla, otorgada por Bernat de Sarriá en 1325, donde se habla de la actividad pesquera, y directamente ligada a ella ya aparece una importante actividad comercial a base de intercambios por vía marítima. En el siglo XVI tenemos referencias de vecinos subastando sarracinos capturados cerca de nuestra costa, vecinos a los que se les reclama deudas por redes, o la existencia de una almadraba en 1580. Es decir una actividad y población que se muestra activa y a la que afectaría indudablemente la presión pirata de mitad del XVI, produciendo una despoblación importante que nos dejó prácticamente como un punto de pesca. En el siglo XVII, con la llegada del Rec Nou de Polop, después Rec Major de l´Alfàs i Benidorm, la Historia parece que se centre en la agricultura y apenas hay referencias a marineros y pescadores que, sin embargo, algunas fuentes nos demuestran que siguen existiendo y trabajando. En el siglo XVIII los historiadores confirman la misma línea anterior además de un incremento de población. A finales del XVIII contamos con el testimonio de la obra de Cavanilles, Observaciones sobre la Historia Natural, Geográfica, Agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, donde nos habla de 324 hombres de mar entre almadraberos y los dedicados a pescar “por aquellos mares”. Es decir, como apunta el profesor Llorca Ibi, en 1795 casi un 14% de la población benidormense trabajaba directamente en la almadraba o pescando. A todo esto habría que sumar un número indeterminado de personas que se dedicaban al cabotaje, al corsarismo, guardacostas, calafates, palers, rederos, etc. oficios todos ellos que se pueden rastrear en los protocolos notariales de los siglos XVIII y XIX. El siglo XIX es la época de capitanes y pilotos que hacen la carrera de América, casi todos ellos formados en las escuelas náuticas de Alicante y Barcelona. El rastro de todas estas personas que se han dedicado a trabajar en el mar es difícil de seguir pues a la desaparición de archivos hay que sumar la de no aparecer en los censos por estar la mayor parte del tiempo fuera de Benidorm: Málaga, Cartagena, Barcelona, Águilas, Valencia y América, así como en varias almadrabas caladas en la costa africana o sur de Andalucía. Es objetivo de este Ayuntamiento, a través de la sección de Patrimonio histórico recopilar cuánta información y documentación sea puesta a su alcance por parte de las familias de las gentes del mar que han honrado Benidorm con su buen hacer durante siglos.
Muralla medieval
Desde este lugar podemos ver los restos de la muralla medieval que rodeaban la antigua fortificación. Los orígenes de Benidorm se remontan a la Edad Media, momento que -por interés estratégico- se decide propiciar un asentamiento cristiano estable para contrarrestar uno de los peligros de aquella época, el musulmán. En 1325, el almirante Bernat de Sarrià, señor de estas tierras, concede la carta puebla para fundar Benidorm en ese lugar conocido como Canfali. Es entonces cuando empieza a construirse el castillo y sus dependencias, además del caserío que iría creciendo poco a poco. Se desconoce el perímetro que tendría la muralla porque sufrió varias transformaciones a lo largo de la Historia, hasta que prácticamente desaparece en el siglo XIX. Lo que sí queda claro es que se trataba de una modesta construcción que servía de refugio a la población. Una excavación arqueológica de los años 90 la dató en el siglo XV. Puerto, 1935. A pesar de no contar con un puerto natural propiamente dicho, la pesca siempre ha sido una actividad muy importante. Desde el siglo XV casi la única actividad económica de relevancia era la pesca del atún con la técnica de la almadraba. El puerto original (en la foto), sobre el que vemos en la actualidad, es de principios del siglo XX. Hasta ese momento, las barcas de pesca que utilizaban para faenar en la bahía se dejaban varadas en la misma playa. Es un tópico muy extendido el de que Benidorm ha sido un pueblo de pescadores. Lo cierto es que, si bien sus gentes se han dedicado tanto al mar como a la agricultura, hay que decir que la pesca no ha sido la más importante, entre otras cosas porque Benidorm ha carecido de puerto hasta principios del siglo XX. A partir del siglo XVIII y XIX, que es cuando se produce un crecimiento demográfico y económico que hace despegar definitivamente la ciudad, las actividades relacionadas con el mar no se quedan en la pesca. En realidad el porcentaje de población dedicado a la agricultura era menor y el pesquero no superaba al agrícola, ni por cantidad ni por el valor económico de la actividad, por lo que, a parte de la importancia de las almadrabas, hay un grupo importante de personas dedicadas al comercio y al transporte marítimo, al corso, a la represión del contrabando, etc. De hecho, en el siglo XIX la nómina de marineros no dedicados a la pesca es realmente importante por la cantidad y calidad: oficiales de la Marina de Guerra, de la Marina Mercante, contramaestres, maquinistas etc.