Por segundo año, se refuerza la población de insectos que acaban con el pulgón, evitando así que produzca la melaza que ensucia calles y vehículos
Benidorm opta por la lucha biológica para combatir el pulgón de las jacarandas
Tras los buenos resultados obtenidos el año pasado, Benidorm ha recurrido nuevamente a la lucha biológica para combatir la plaga de pulgón que afecta a las jacarandas, una especie arbórea habitual en las calles de la ciudad. El concejal de Parques y Jardines, José Ramón González de Zárate, ha explicado que “esta herramienta es respetuosa con el ecosistema y compatible con la seguridad ambiental y la salud humana, y nos permite realizar una gestión de nuestras zonas verdes y nuestros árboles libre de químicos y productos fitosanitarios”.
De Zarate ha detallado que “esta herramienta consiste en reforzar la población de insectos que acaban con el pulgón para evitar que éste ataque a las jacarandas y produzca la melaza, que es esa sustancia azucarada y pegajosa que al caer del árbol ensucia el pavimento de las calles y los vehículos que estacionan debajo”. De este modo, ha recalcado, “logramos un doble objetivo: mantener estos árboles libres de plagas y que nuestras calles estén más limpias y sean mucho más cómoda para el tránsito de los peatones”.
A lo largo de la mañana, personal de la empresa concesionaria Actúa y de Fitorser Agro han estado introduciendo los insectos que combaten el pulgón en las jacarandas de la zona de La Cala. En esta intervención, que en los próximos días se extenderá al resto de la ciudad, se ha colaborado también con la empresa productora de insectos Biobest Group.
La bióloga, entomóloga y responsable del departamento de I+D de Fitoser Agro, Cristina Verdú, ha explicado que esta técnica de lucha biológica se basa en la conservación de los insectos beneficiosos (fauna auxiliar) que se alimentan de los insectos dañinos (plagas) que afectan a nuestras plantas, sin necesidad de la intervención de un producto químico y permitiendo el equilibrio ecológico entre sus poblaciones.
En el caso concreto de las jacarandas, consiste en “la suelta de unas avispillas parasitoides que introducen sus huevos en el interior de los pulgones, desarrollándose de forma que el pulgón muere y ellas vuelven a nacer”.
Verdú ha recalcado que “no introducimos ningún insecto que no forme parte del ecosistema, si no que reforzamos su población”.
El concejal de Parques y Jardines ha señalado que “en estos momentos nos estamos centrando en el tratamiento biológico contra el pulgón en las jacarandas, pero vamos a utilizar esta herramienta ambiental ante cualquier otra plaga que podamos detectar, empleando el insecto correspondiente en cada caso”. De Zárate ha recalcado que “queremos que la gestión de nuestras zonas verdes sea respetuosa al máximo con el entorno y, por ello, seguiremos empleando herramientas como estas, alternativas sostenibles frente a los productos químicos y fitosanitarios”.