Benidorm dedica una calle al exalcalde Agustín Navarro Alvado

A las 10.00 de la mañana, el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, recibía en el Ayuntamiento a la viuda de Navarro, Olga Cascales, acompañada por sus hijos, Elena, Pablo y Didac. Allí, el menor de ellos descubrió el retrato que, desde hoy, rememorará su figura en la ‘Galería de los alcaldes’, que da la bienvenida al área de Alcaldía del edificio consistorial.

Una hora más tarde, el homenaje se trasladó desde la casa consistorial al barrio de El Campo, donde centenares de vecinos se han congregado para asistir al descubrimiento de la placa nominativa con que a partir de hoy se conocerá a la hasta ayer calle Amanecer, vuelta a bautizar como Alcalde Agustín Navarro Alvado.

A continuación, Olga Cascales, en nombre de la familia, ha agradecido “este acto tan entrañable”, recordando que para su marido “su pueblo era su mayor orgullo” y su barrio, El Campo, “su mayor pasión”. La viuda agregó que le llegó a comentar que “si alguna vez ponían una calle con su nombre, que fuera en su barrio”.

Sobre la elección de la vía, ha dicho ser un “acierto” porque da “continuidad a la calle Pescadores, que antes era la principal del barrio” y tiene las vistas que antiguamente se contemplaban desde él: el parque “donde trabajaba su padre, la playa de Poniente donde jugaba de pequeño” y, cómo no, el puerto “donde atracaba la golondrina que lo llevaba todos los día, de niño, a su isla”.

Seguidamente, Toni Pérez, ha reivindicado la figura de Navarro, “el net de la Valora”, y su vocación política de signo distinto en la “complejidad de un acto” de homenaje “a quien te ha precedido en el cargo”. “Todo se hace más difícil –ha recalcado- después de las palabras de Olga”.

El alcalde, rememorando a Navarro, ha incidido en que él “sabía que tenía que vivir con muchísima intensidad los últimos días de su vida” y ha dejado constancia que tanto a él, como “a muchos de los que estamos aquí”, así se los hizo ver. Toni Pérez se ha despedido de su amigo con los versos de Miguel Hernández en ‘El rayo que no cesa’: A las aladas almas de las rosas… / de almendro de nata te requiero, / que tenemos que hablar de muchas cosas, / compañero del alma, compañero.