Compromís pide en el Senado crear un impuesto y luchar contra el trile para mejorar el sector turístico
Carles Mulet recuerda que la degradación de los destinos viene por no compensar con proyectos ambientales y de fomento del sector el impacto territorial del turismo. El PP rechaza tipificar como delito el trile
Madrid, 13 de septiembre de 2017
El senador territorial de Compromís, Carles Mulet, ha propuesto hoy en el Senado la recuperación del medio natural, recursos, patrimonio y mejora del sector turístico mediante la creación de un impuesto estatal del turismo sostenible a toda clase de alojamientos turísticos, que se transferiría a las comunidades autónomas que no lo tuvieran implementado antes de su puesta en funcionamiento, “con el objetivo de compensar mediante actuaciones finalistas y consensuadas con el sector, el impacto territorial y medioambiental del turismo sobre el entorno, en forma de proyectos medioambientales, de fomento de la desestacionalización, formación, investigación, diversificación económica, rehabilitación y recuperación del patrimonio cultural, así como la lucha contra el cambio climático”.
La moción planteada por el PP contra la turismofobia y a favor del sector turístico “es un nuevo brindis al sol” por parte de quien gobierna y que debe continuar impulsando y continuar apostando por el turismo y actuar con contundencia contra los actos vandálicos contra el sector turístico “pero hay que ir mucho más allá a nuestro entender y esto pasa por la mejora de la calidad y la transformación del sector turístico hacia modelos más sostenibles, respetuosos con nuestro territorio y con los propios turistas, que se ven a diario sometidos a toda clase de abusos de estafadores como los trileros, algo que el PP no ha querido debatir hoy pero que se ha convertido en una plaga que genera muy mala publicidad, imagen de inseguridad en destinos muy consolidados, por lo que es necesario tipificar el trile como delito”, ha indicado.
En el pleno del Senado el representante de Compromís ha lamentado el cinismo de Agustin Almodóbar (PP) que, mientras hace años anuncia en su pueblo su intención de actuar contra el fenómeno del trile, “en el Senado veta la propuesta de Compromís para atajar el problema. Sale al estrado y ni la más mínima mención al problema. Le ponemos sobre la mesa la solución y la esquiva hablando de banderas. Demuestra que una cosa es prometer y otra cumplir pues carece de toda credibilidad. Ya es preocupante que a pesar de cacarear durante tiempo la iniciativa política, no la haga y paralice la nuestra”.
Mulet ha recordado que a pesar de los esfuerzos por la sostenibilidad, el sector turístico consume grandes cantidades de recursos, genera importantes cantidades de residuos ya sea en forma sólida, olores y aguas sucias. Explota y deteriora los ecosistemas, con vertidos, afectando de forma irresponsable a dunas, vegetación, acuíferos, subsuelo, ocupación del suelo, afección al paisaje, saturación de calles y carreteras, ruido, por no hablar de las emisiones de gases o consumo energético.
En el Estado español autonomías como la catalana (2012) y especialmente la balear (hasta 2003 cuando llegó el PP) cuentan con una interesante experiencia en este campo y con sus respectivas fórmulas han conseguido grandes éxitos que han permitido financiar proyectos que benefician a la colectividad y a la industria turística. Países como Alemania, Países Bajos, Francia, Italia, Grecia, Estados Unidos, Túnez, las Islas Maldivas y recientemente los Emiratos Árabes han incorporado tasas turísticas destinadas (de distinta clase, por alojamiento, pernoctación, por transporte, por hacer escala o por viajero) al desarrollo y promoción del turismo y conservar sus activos, su patrimonio, lo que revierte en los propios turistas y en el territorio. En Cataluña, desde hace 2 años, se gravan los establecimientos turísticos reglados con entre 0,45 y 2,25 euros por persona y noche, eso sí, con un máximo de 7 días y sólo a los mayores de 16 años. En un hotel de 5 estrellas pagan 2,5 euros por noche, uno de 4 estrellas en Barcelona tiene una tasa de 1,10 euros, mientras que en el resto de Cataluña son 90 céntimos por persona y noche. Por otro lado, en el resto de alojamientos de Barcelona se abonan 65 céntimos y 45 si es en el resto de la comunidad. En los EEUU todos los viajeros turísticos que visiten Estados Unidos deben pagar una tasa de 14 dólares, unos 11 euros, 4 de ellos para el sistema de gestión de permisos y 10 para la promoción del turismo. Algunas grandes ciudades como Nueva York han creado además su propio impuesto que se suma al estatal. En Berlín, por ejemplo, es el 5% de la factura de la pernoctación total. Guatemala o Marruecos cobran una tasa aérea y destinos como Punta Cana y la Riviera Maya contemplan el pago de 10 dólares al entrar en el país y 20 a la salida. En Tailandia la tasa por entrar al país ronda los 12 euros por persona.
“Gracias a estas aportaciones mínimas, se están realizando ya, hoy mismo, actuaciones importantes (mejora del ciclo del agua, recuperación del medio natural, rural, agrario y marino, promoción del turismo sostenible y de temporada baja, recuperación y rehabilitación del patrimonio histórico y cultural, impulso de proyectos de investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica (I+D+I) que contribuyen a la diversificación económica, la lucha contra el cambio climático o relacionados con el ámbito turístico o de mejora de la formación y la calidad de la ocupación), por lo que las patronales y cada vez más actores del sector no ven mal actuaciones finalistas y que reviertan en los ayuntamientos y administración autonómica”, ha añadido.